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La 2ª de Mahler, vivida desde el coro.

Saber a qué lugar pertenecemos, por qué pertenecemos y que nada es casual, es uno de los conocimientos que te permite ver la vida desde otro prisma.

Como comenté en el anterior artículo, días antes de esta escritura me unía al Cor de la Generalitat Valenciana para interpretar, junto a la Orquesta de la Comunitat Valenciana, la 2ª Sinfonía de Mahler. Hacía unos meses al ver la programación del Palau de les Arts de Valencia, algo me decía que iba a participar en ese concierto.

Todos estamos llamados a algo, todos estamos aquí por algún motivo. Saber a qué lugar pertenecemos, por qué pertenecemos y que nada es casual, es uno de los conocimientos que te permite ver la vida desde otro prisma. Esta 2ª de Mahler, Resurrección, creo recordar que fue también la primera obra que interpreté con el coro en el Palau de la Música de Valencia hará ya más de 15 años. ¿Podría pensarse que cerraba así un ciclo? En cierta medida así podría ser.

 

Mahler y su necesidad vital

Abordaba yo la participación de esta obra de una manera diferente. Días antes del primer ensayo busqué información sobre la obra. Sentí un interés especial en ver los textos, su significado. Escuché la obra en una versión de Claudio Abbado en el Festival de Lucerna del año 2003. Enseguida me di cuenta del porqué había sido llamado a esta obra.

Mahler sintió una necesidad vital de escribirla, de componerla. Una necesidad vital que no solamente residía en él, sino que era de la Vida misma, de la necesidad de comunicar algo para hacernos reflexionar acerca de nuestras propias vidas y darnos la esperanza de una vida mejor. En el anterior artículo analizaba la obra desde un punto de vista general. Ahora lo haré desde la posición de un miembro del coro.

Como si de una película se tratara, la música evocaba imágenes de mis inicios, de mis reticencias, de mi caminar solo, de las diferentes tentaciones para volver, de los ruidos del entorno.

El día del concierto, nada más empezar, con el primer ataque de la orquesta, los ojos se me cerraron. Automáticamente fueron recorriendo por mi mente imágenes de los hechos que han ido aconteciendo desde que empecé mi propio camino, el mismo que propugna Mahler en esta sinfonía.

Como si de una película se tratara, la música evocaba imágenes de mis inicios, de mis reticencias, de mi caminar solo, de las diferentes tentaciones para volver, de los ruidos del entorno. Cual héroe que estamos llamados a ser, llegaba poco a poco a descubrir que lo que ahí oía era lo que yo mismo había vivido recientemente, era la película de mi propia vida. 

Esta obra venía a confirmar que toda mi experiencia de estos años había tenido un sentido y esta confirmación se hacía patente en cada uno de los mensajes que en la obra hay guardados. 

 

Los textos y su significado

 

Todos y cada uno de los textos tienen un significado más allá de la belleza de las propias palabras, tienen un sentido en sí mismos. Igual que la música, que tiene su significado más allá de la belleza de su sonido. Lo que la música facilita es la llegada de ese mensaje al alma. Si esa música te cautiva y no te has parado a ver el texto, te recomiendo que lo hagas.

O glaube: Du wardst nicht umsonst geboren!
Hast nicht umsonst gelebt, gelitten!
 

Oh créelo: ¡no has nacido en vano!
¡No has sufrido ni vivido en vano!

Mientras trascurría la obra y la parte de la intervención del coro se acercaba, me daba cuenta que yo, allí colocado, estaba formando parte de algo más grande que yo. Que yo era una pieza dentro de un intrincado superior para dar un mensaje al mundo. Como un fractal yo daba un mensaje de la Vida y a la vez daba el mismo mensaje de mi propia vida. Yo formaba ahora parte del mensaje, yo era mensajero y mensaje a la vez. Al formar parte de ese Todo, la manera de interpretarlo cambió radicalmente con respecto a la primera vez hace 15 años. Todos los músicos formábamos parte de una unidad, de un único objetivo: la Vida nos había reunido para dar nuevamente un mensaje al mundo. 

Así, la manera de interpretar el texto cambió radicalmente. Por ejemplo en el siguiente pasaje:

La frase Was vergangen auferstehen! (¡Lo que ha perecido resucitará!) está indicada con un forte y viene de una frase anterior en piano. Este súbito forte arpegiado de sexta ascendente fa-la-re junto con los acentos de cada nota posteriores le dan a esta frase musical un carácter de fuerza que contrasta con todo lo cantado anteriormente por el coro, que era en piano. Si no se es consciente del significado de lo que se está cantando, el cantante le dará un carácter de marcha militar y autoritaria que en realidad no tiene. 

Esta frase remarca nuevamente, pero ahora en un sentido alegre y casi de éxtasis, que hay una vida después de aquella que ya murió, después de que elimines creencias y ataduras que te ligaban a lo que anteriormente creías. Afianza esa idea de nuevo, realmente ¡créelo!¡óyelo!¡despierta a ello de una vez! parece que quiera estar expresando Mahler. Y éste es el destino al que todos estamos llamados. Por lo tanto el cantante debe darle un sentido de júbilo más que de amenaza, de exaltación más que de intimidación, de gozo más que de enfado.

 

Una nueva interpretación

 

Atrás quedó la idea de emitir notas más o menos bellamente, respetando una técnica vocal aprendida y de estar ahí por tener una recompensa económica, sin menoscabo de la vocación supuesta para la interpretación musical. No hay ahora esa necesidad, esa perspectiva, esa creencia o pensamiento. Ahora hay una necesidad vital de comunicación, una necesidad de ser un canal a través del cual la propia Vida (o el Universo, o Dios, o tu Ser Superior, como lo quieras llamar) se expresa. Y esta nueva necesidad cubre, supera y trasciende por completo todas las anteriores. 

Esta comunicación se realiza de una manera más certera cuando en ti se ha producido la experiencia que se quiere comunicar. Se vehicula con mayor fluidez. Por eso Mahler decía que hasta que no había vivido profundamente la experiencia y sentido las emociones del alma, no podía empezar a expresar compositivamente lo que quería comunicar.

¿Se cerraba así un ciclo en mi vida como planteaba al principio del artículo? Desde el punto de vista interpretativo y vital, sí. Se cierra un ciclo del pasado cuya interpretación musical quedaba incompleta y se abre otro lleno de conciencia, de saber lo que se está haciendo, para qué se está haciendo y siguiendo un plan elaborado para el bien de todos y cada uno de nosotros. 

Esto es Resucitar a la Vida.

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