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El "aquí y ahora" en el canto.

 

Desde hace unos años se ha puesto de moda la práctica o el concepto del Mindfulness, término en inglés que se ha convenido traducir por Atención Plena, o la capacidad de vivir en momento presente sin tener la mente ocupada en otras cosas ajenas a lo que aquí y ahora está ocurriendo. Yo no he asistido a ningún curso de esta metodología pero, gracias al camino que he ido recorriendo los últimos años guiado por la propia vida, la practico de manera diaria y rutinaria con el fin de ir eliminando poco a poco hábitos inconscientes de pensamientos basados en acontecimientos o hechos que ocurrieron en el pasado, deseos de futuro, incluso deseos del presente, es decir, cómo deberían ser las cosas ahora según unos parámetros aprendidos previamente y que se consideran correctos.

 

 

1. Programaciones mentales

 

Con la práctica de vivir el presente tal y como es, sin juzgarlo y dejándolo «ser», te vas dando cuenta de la cantidad de programaciones mentales inconscientes que se aplican de manera automática en tu vida diaria. Con la práctica de observarte, poco a poco se va estableciendo un diálogo con tu propia mente, y vas probando el cambiar aquellos hábitos que en ese momento quieren actuar, como he dicho, de manera automática.

Como pasa en todas las facetas del cambio interior, los cambios se van produciendo poco a poco y por etapas. Se empieza con esos momentos en los que estás más concentrado y pones la voluntad de observarte conscientemente. Ahí vas logrando objetivos y te vas dando cuenta y despertando a una nueva manera de ver las cosas. Pero al poco tiempo y ante cualquier cambio de situación, los hábitos vuelven. La Atención Plena es una práctica y la vida te va poniendo y poniendo circunstancias que se van repitiendo hasta que aprendes a dominarlas. 

Te encontrarás que en los inicios de esta práctica, no vas a recordar siempre aplicar la Atención Plena. Poco a poco y con el devenir y repetir de las situaciones, vas siendo consciente de ellas con el fin de ir aplicando la observación sin juicio, la presencia, el sentirte en el aquí y ahora e ir limpiando y sanando programaciones que son un bloqueo para tu evolución personal.

 

2. Aplicación al canto.

Y cuando llegaba el pasaje concreto, el viejo hábito se quería imponer a lo nuevo. Era una lucha de mí contra mí.

Y como cualquier situación más en la vida, llega el momento de aplicarlo al canto. Mi primera experiencia con un cambio en la manera de cantar un pasaje que me resultaba difícil fue con el Coro de Peregrinos del Tannhäuser, de R. Wagner. En los primeros ensayos en el coro, mi cuerpo, de una forma automática e inconsciente, repetía patrones adquiridos en años anteriores cuando tenía que interpretar esta pieza. Me di cuenta de la programación que recorría mi mente. Era como si antes de abordar los pasajes agudos el cuerpo se pusiera en guardia ante la venida de una amenaza que iba a perjudicar mi salud y, casi, mi existencia (así de tremenda es la mente). Como he relatado en otros artículos, el cuerpo se protege ante amenazas, sean éstas reales o no. Solamente obedece lo que la mente le ordena. Y el pasaje principal de esta pieza suponía una amenaza. El porqué podría ser una amenaza para mí, ya entraría dentro del análisis en otro artículo. Aquí ahora me centraré en el hecho y su solución.

Bien, yo había estudiado esta pieza tal y como digo en el artículo anterior sobre ¿Qué estudio primero en una canción, letra o música? Había traducido la pieza palabra por palabra. Le había dado un sentido personal a la pieza en general. La había puesto en contexto de mi propia vida. Esta pieza relata la vuelta de los peregrinos cristianos que después de viajar a Roma vuelven a su querida patria redimidos. Coincidía plenamente con el mito del héroe, ese viaje que hace el héroe de las epopeyas, que después de pasar innumerables dificultades en un viaje de aventuras, en su propio viaje personal,  vuelve enaltecido a su propia tierra y es de gran ayuda para todos los demás. Esta pieza del Tannhäuser hizo que me sintiera identificado con ella y la pude conectar con mi viaje personal de autoconomiento, el cual había iniciado años atrás alejándome un poco de mi entorno (el viaje) y que ahora, al fin, llegaba a casa para relatarlo y ayudar en lo posible a los demás.

Con esta idea iniciaba el canto de esta pieza. Y cuando llegaba el pasaje concreto, el viejo hábito se quería imponer a lo nuevo. Era una lucha de mí contra mí. Del ego que no desea cambiar, a la conciencia que desea renovar, liberar. Fue con la práctica de la presencia en el «aquí y ahora» como pude finalmente cantar la pieza de una forma liberada.

Y no fue hasta el día del concierto, hasta el mismo momento de salir a escena, de comenzar la pieza, cuando pensé: «bueno, la solución ha de venir por sí sola. No voy a pensar en nada. Voy a dejar hacer. Sólo voy a sentir lo que estoy diciendo, palabra por palabra, nota por nota, sin pensar en la nota que viene o no viene, en el pasaje que ha de venir o no ha de venir». Solamente quería tener la mente presente en la nota que en ese momento debía interpretar, dejando hacer y vaciándola de cualquier otra cosa que no fuera el momento presente, «presentísimo». 

Llegado el momento conflictivo, la mente ya no pudo ordenar bloquear la garganta, ni tensarla, porque ya no sentía ninguna amenaza. Sólo sentía lo que en ese momento debía hacer, lo que debía expresar, lo que debía comunicar al resto de la audiencia.

3. Conclusión.

La mayoría de las veces tenemos demasiadas cosas en la mente que nos distraen de lo verdaderamente esencial. Los elementos de distracción más comunes son: deseos personales, necesidad de aceptación, aplicación de técnicas mecánicas, obediencia al profesor, expectativas, etc. Son elementos que no contribuyen al fin mismo de la canción que es comunicar de manera artística y expresiva un poema, un sentimiento o una situación. Todo lo demás son obstáculos.

Practica el «aquí y el ahora» en tu estudio diario. Integra el sentido de la letra en tu vida personal, en tu existencia. Verás cuántas cosas eliminas que no son necesarias para cantar. A la vez eliminarás pensamientos que tampoco son necesarios para tu vida personal y tu relación con los demás.

 

Y a ti qué te parece, ¿estás de acuerdo?¿aportarías algo más? Deja tu comentario que estaré encantado de leerlo. 

¡Muchas gracias!

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