Situación: Hola
Yo: Hola, ¿Cómo estás? gracias por venir.
Problema: ¡eh, que falto yo! ¿no me saludáis?
Yo: Sí claro, ¿Cómo estás Problema? Gracias por estar aquí. Os llamé a las dos y ambas habéis venido juntas. El motivo de llamaros es para deciros una cosa que creo que es interesante y que pasado el tiempo que llevamos juntos parece que no sabéis. Y es que… yo mismo os creé.
Situación y Problema: ¿¿Qué?? ¿¿Sí??
Yo: Sí. Una vez creé a Problema. Ésta, al verse tan sola me reclamó una compañera, alguien con la cual su vida podría tener un sentido especial, alguien con la que poder jugar y así ambas poder dar alas a mis creaciones. Con esta razonable petición tuve que aceptar y así crear a Situación. Las dos jugabais juntas, erais felices. Ibais de un sitio a otro. Una no podía vivir sin la otra. Problema, cada vez que llamabas a Situación veías el efecto que en mí provocaba, cómo me impresionaba, cómo me influenciaba. Te diste cuenta del poder que podrías tener sobre mí. Querías sobresalir entre las dos.
Problema: ¡Claro! Es que tienes a otras dos creaciones a tu lado que no paran de animarme.
Yo: ¿Ah sí? ¿A quién?
Problema: Pues a Correcto y a Incorrecto. Los dos me dicen que les hago falta para ellos sobrevivir. Así que llamo a Situación porque me sabe mal que ellos desparezcan.
Yo: Muchas gracias Problema, has sido muy amable. Esa es la respuesta que me temía escuchar. Ya decía yo que llevaba mucho tiempo cargando con estos dos y que era tiempo ya de desprenderme de ellos. ¿Sabes? Además los llevo desde que era pequeño y como no los veo casi no me doy cuenta de que están ahí. O sea que mejor ya despedirme de ellos ¿no creéis?

Situación y Problema: ¡Sí, sí, claro! ¡Abajo con ellos!

Dado que estaban en mi espalda era difícil que me dirigiera a ellos. Le pedí a Situación que mantuviera un espejo delante de mí y a Problema que mantuviera otro detrás. Ahora los veía reflejados y además…multiplicándose hasta el infinito. Ellos comenzaron a temblar, pues nunca se habían visto reflejados. Los espejos a su vez también comenzaron a temblar. Cada vez se ponían más nerviosos. El reflejo de sus caras les era insoportable. Sus formas empezaron a transformarse en una especie de humo espeso que poco a poco y de arriba a abajo se iba aligerando y ascendiendo suavemente hasta finalmente desaparecer entremezclados en el aire.

Yo: ¡Bien, bien!¡Ya no están, ya no están! ¡Vamos a celebrarlo, qué contento estoy! – los dos espejos cayeron al suelo- ¿Situación?…¿Problema?…¿Dónde estáis?…¿Dónde estáis?

Texto: Fernando Martínez
Licencia libre