Pregúntate qué piensas cuando ves a alguien en un Ferrari…

Si piensas: «menudo presuntuoso», «lo único que quiere es fardar» estás fardando de lo mismo que él, pero de escasez. No puedes soportar que alguien difiera de tu visión de cómo vivir.

Tanto el presumido como el que le señala adolecen de lo mismo: falta de autoestima, búsqueda de reconocimiento… Ambos tienen miedo de mostrar sus carencias emocionales. Ambos piensan que las situaciones opuestas están mal. Ambos piensan que sus situaciones son las justas y buscan cómplices para justificarse. Ambos quedan separados el uno del otro.

Puede ser que tanto el que conduce estos superdeportivos como el que tiene un sencillo utilitario simplemente quiera disfrutar de lo que en ese momento tiene a su alcance para disfrutar. ¿No has contemplado esta opción?

Afirmaría que una de las características de la abundancia y la riqueza es la capacidad que tiene una persona de disfrutar de lo que tiene sin juzgar al otro. Y la capacidad que tiene uno de admirar la grandeza independientemente de quién cabalgue en ella.

Porque la grandeza y la belleza forman parte de nuestro Ser, de nuestra esencia, de nuestra unidad como seres humanos, y está en nosotros que ésta salga para poder ser disfrutada. 

Por ti y por todos.