Sí, es posible. Pero no para todo el mundo, ¿por qué?

Porque no todo el mundo está dispuesto a admitir:

que las dotes de la oratoria ya residen en uno,

que la comunicación es una necesidad mutua, del que oye y del que escucha, y no unidireccional,

que no hay «otros» a los que comunicar sino un «nos», porque has sido llamado por aquellos que necesitan oírte y oírse, ya sea en una sala de juntas, en una clase, como en un gran auditorio,

que lo que te separa de los que ves como «otros» son barreras mentales autoimpuestas de manera inconsciente,

que en lo que hay que enfocarse es en encontrar lo que ya se tiene y eliminar lo que lo obstaculiza.

El rapport es la magia que se produce entre dos personas, es la interacción natural surgida de la conciencia de ambas por la necesidad de una comunicación bidireccional donde ambos aprenden el uno del otro. Pero el rapport también se puede producir entre uno y muchos cuando se despierta la conciencia de atrapar en el aire la necesidad del que te escucha. La información está ahí. Sentirla es la clave. Dejarse llevar por ella es el objetivo. Abrir conciencia de todo ello es el disfrute.

Si crees que solo necesitas controlar mentalmente todos los aspectos de una conferencia y que el fluir es solo para los líquidos (aunque lo eres en un 90%), adelante, matricúlate en esos masters, la práctica hace al maestro y seguramente conseguirás lo que buscas. Pero asegúrate de disolver tu miedo de origen, si no, lo que harás son técnicas para ocultarlo, parchearlo y éste siempre buscará la ocasión para aparecer.

Pero si realmente quieres abrirte a tu potencial de una manera consciente, trascender los obstáculos para siempre y descubrir que los consejos de esos cursos ya residían en ti de manera natural, te espero en Despierta tu voz. No todo el mundo está dispuesto a abrir por sí mismo el potencial que ya lleva dentro.

¿Y tú qué piensas? Te leo…